Neumonitis por hipersensibilidad

Introducción

Anteriormente conocida como Alveolitis Alérgica Extrínseca, se caracterizada por la presencia de inflamación difusa en el pulmón y las vías aéreas que se produce por una reacción de hipersensibilidad tras la exposición de forma repetida a la inhalación de materiales orgánicos en el polvo (antígenos), como por ejemplo proteínas de aves, moho, químicos y bacterias presentes en vaporizadores de agua, entre muchos otros; sin embargo, en muchos casos puede ser difícil la identificación del agente desencadenante. Existen formas agudas, subagudas y crónicas dependiendo del tiempo de aparición de los síntomas y de la evolución de la enfermedad.

  • Aguda: se produce tras pocas de la exposición al antígeno y suele resolverse en las 48 horas siguientes a la remoción de este agente. Cursa con síntomas similares a la gripe, como fiebre, tos, dificultad respiratoria, dolor de cabeza y malestar general. En pocos casos puede ser grave, apareciendo insuficiencia respiratoria.
  • Subaguda: los síntomas son similares a la forma aguda, pero de aparición gradual en semanas o meses y en algunos casos de manera intermitente. La desaparición de los síntomas también es gradual una vez se retira la exposición al antígeno, pero en caso de perpetuarse, podría desarrollar la forma crónica de la enfermedad.
  • Crónica: No suele cursar con muchos síntomas generales excepto por dificultas respiratoria e intolerancia al esfuerzo de forma progresiva, tos y pérdida de peso. La retirada del antígeno produce solo una mejoría parcial de los síntomas, ya que pueden producirse daños irreversibles en el pulmón como la fibrosis o el enfisema.

¿Cómo se diagnostica?

Uno de los pilares del diagnóstico es la identificación de potenciales exposiciones a antígenos nocivos, por lo es necesario conocer la historia laboral del paciente, mascotas, aficiones, presencia de humedades en el domicilio o cualquier otro factor ambiental relevante. Además de la historia clínica del paciente, se requiere de pruebas adicionales para confirmar la sospecha diagnóstica como:

  • Análisis sanguíneos que incluya la determinación de anticuerpos sugestivos de exposición a ciertos antígenos.
  • Tomografía computarizada (TC) de tórax para identificar cambios radiológicos concordantes con esta enfermedad, así como estadificar el grado de afectación de los pulmones.
  • Pruebas de provocación (disponibles en pocos centros) que se basan en la evidencia de una serie de cambios clínicos y en sangre tras la inhalación a algún antígeno conocido.
  • Fibrobroncoscopia, que permite la toma de muestras del pulmón para posterior análisis microscópico, ya sea un lavado broncoalveolar (recuento de células) o una biopsia pulmonar (análisis de la estructura del pulmón).
  • Biopsia pulmonar quirúrgica. En los casos en los que las pruebas anteriores no sean concluyentes.

El diagnóstico se basa en criterios clínicos (antecedentes y exploración física), radiológicos (hallazgos en la TC de tórax) e histológicos (estudio del tejido pulmonar), por lo que es un proceso complejo. En todos los casos, el médico tratante se encargará de solicitar las pruebas necesarias según las características de cada paciente de forma individualizada.

¿Cómo se trata?

Evitar la exposición al antígeno es fundamental. En la forma subaguda, en casos graves de la presentación aguda o en formas progresivas de la presentación crónica podría ser necesario realizar tratamiento con corticoesteroides que permitan disminuir la inflamación existente en el pulmón; sin embargo, no existe un tratamiento capaz de revertir la presencia de fibrosis o enfisema en el pulmón afectado. En los casos más graves puede ser necesario el uso de oxigenoterapia domiciliaria, o incluso de fármacos derivados de la morfina para el manejo de la dificultad respiratoria.

Evolución

En todos los casos se realiza un seguimiento con pruebas de función pulmonar para valorar el grado de afectación y la evolución de la enfermedad. En las formas agudas y subagudas el pronóstico suele ser muy favorable al poder recuperarse completamente tras la retirada del antígeno. La forma crónica tiene un peor pronóstico, especialmente cuando se produce fibrosis en el pulmón; sin embargo la ausencia de exposición al agente nocivo puede evitar en muchos casos la progresión de la enfermedad.


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